martes

Children at Work de Lewis Hine.



Lewis Hine no era un fotógrafo, era un sociólogo que utilizaba una nueva ciencia de principios del siglo XX. Empezó estudiando el concepto "arte", pero se decantó por las emociones que emanan de una imagen, y como sociólogo estudió los problemas sociales de su tiempo.
Son famosas sus colecciones sobre los inmigrantes en Ellis Island, la construcción del Empire State (Men at Work), y los niños ... niños jugando, trabajando, acarreando, durmiendo en la calle, laborando, vendiendo, tejiendo, ...trabajando.
Y ninguno sonríe ni parece feliz, algunos hacen un alto en su labor para posar ante el fotógrafo, lo que da un extraño efecto surrealista. Ojalá sea el pasado.












lunes

Fahrenheit 451, Ray Bradbury.

Granger miró la hoguera.
-Fénix.
-¿Qué?
-Hubo un pajarraco llamado Fénix, mucho antes de Cristo.
Cada pocos siglos encendía una hoguera y se quemaba en ella. Debía de ser primo hermano del Hombre. Pero, cada vez que se quemaba, resurgía de sus cenizas, conseguía renacer. Y parece que nosotros hacemos lo mismo, una y otra vez, pero tenemos algo que el Fénix no tenía. Sabemos la maldita estupidez que acabamos de cometer. Conocemos todas las tonterías que hemos cometido durante un millar de años, y en tanto que recordemos esto y lo conservemos donde podamos verlo, algún día dejaremos de levantar esas malditas piras funerarias y a arrojarnos sobre ellas. Cada generación, habrá más gente que recuerde.
Granger sacó la sartén del fuego, dejó que el tocino se enfriara, y se lo comieron lenta, pensativamente.



La novela distópica Fahrenheit 451, publicada en 1953 por Ray Bradbury es un grito a la libertad, el individualismo y la desglobalización. Llevada al cine por François Truffaut en 1966, nos dejó la imagen impactante de los bomberos viajando rápidamente en su flamante vehículo rojo.
Un dato curioso: en las dedicatorias del libro hay una cita aclaradora:

Si os dan papel pautado,
escribid por el otro lado.
Juan Ramón Jiménez.

martes

La balsa de la Medusa.

En 1819, Théodore Géricault pintó ésta gigantesca muestra de dolor, sufrimiento y esperanza.
En su día la obra fue censurada por el rey borbón Luis XVIII, siendo expuesta en Londres.
Es sobrecogedora la búsqueda de la realidad que imprimió Géricault, utilizando verdaderos cadáveres como modelos para crear una imagen que denuncia los privilegios de los poderosos:

En un naufragio, los oficiales y los pasajeros aristócratas metieron en una balsa a 149 tripulantes "de inferior rango".
Rescatados a las dos semanas, apenas sobrevivieron 15 personas que divulgaron la escandalosa y apocalíptica odisea.
¿Dónde estaban las máximas de la Revolución Francesa de Igualdad, Fraternidad, etcétera?



Théodore Géricault, amigo de Eugène Deacroix, era un burgués con conciencia social y también psicológica; pintó una serie de cuadros de los enfermos recluidos en un psiquiátrico, en los que se resalta que son personas, no simples locos.





A la mémoire des Francais á Cabrera.

La historia nos revela sucesos incómodos de recordar y por ello obviamente olvidados por modas políticas.
En el siglo XIX, España tenía muchos "Guantánamos", y uno de ellos fue la isla balear de Cabrera, donde se hacinaron y aislaron unos 10.000 franceses derrotados en las guerras contra Napoleón.
Firmada la paz en 1.814, se repatriaron apenas 3.000 supervivientes.
Cuatro años en un islote yermo, sin caza ni pesca; miles de desesperados sin futuro alguno ... con todos los problemas psicológicos, sociales, y de simple supervivencia.
En la isla hay un monumento del que no encuentro fotografías que simplemente reza:
A la mémoire des Francais á Cabrera.


Reproduzco un fragmento de Víctor Claudín: Tiempo de Historia nº 84, noviembre de 1981
1809-1814
La agonía de los franceses de Cabrera

El 27 de julio de 1810, cuando un manto de agonía cubre la isla, los ingleses se llevan a oficiales y suboficiales. A bordo del Britania llegan a Plymouth y a Portsmouth luego, desembarcan y son conducidos a la prisión de Portchester, donde permanecerán hasta 1814. Unos días después, el 15 de agosto, fiesta del Emperador, los que permanecen en tierra organizan una pitanza especial en la gran marmita comunitaria: cada uno pone cinco habas, se mete a un gato salvaje cazado en el bosque de pinos y unas cuantas ratas; hay también algunos salmonetes y un pulpo. Las lagartijas salvajes no las cogen; las consideran peligrosas para comer. Con lo fácil que es apresarlas al no tener miedo al hombre. Por riguroso orden, todos ponen manos a la obra. Es un auténtico festín. Hay quien se emborracha de alegría, de risa, de esperanza.

Pero Cabrera no es mas que un coto de envidias, desconfianzas y suspicacias, de hombres divididos en rabiosos por escapar, desesperados que se arrastran por el monte y algunos resistentes. Los que sólo sueñan en huir tienen la posibilidad en las barcas de los españoles que pescan en la bahía de Cabrera. Unos lo consiguen y llegan a Berbería y, al fin, en septiembre de 1813, los evadidos se unen a las tropas francesas: son más de treinta hombres. Masson, el cerebro de la fuga, no conseguiría un bergantín para liberar a sus compañeros hasta el 1 de marzo de 1814. Casi lo consigue.

Pero siguen llegando prisioneros. En 1812, la Europa aliada envía a la isla el contingente más importante: unos mil quinientos prisioneros embarcados en Alicante. No creen lo que les espera y, como hicieran los primeros, recorren la isla, ven la inmensa cola que espera un poco de agua, llegan hasta una gruta donde se agolpan cuatrocientos presos conducidos allí por su locura, por su enfermedad o por castigo a sus robos. También está allí Jeanne, que perdió a los gemelos, a la burra y a su compañero y que ahora se repliega sobre si misma con la mirada perdida y riendo sin cesar... Son "los tártaros". Los de Alicante se horrorizan. Pero aún no han visto todo, les queda el hospital, mero vestíbulo del "Valle de los Muertos".

Wagré, el cabo de la fuente, prepara otra fuga. Mientras, nadie cree todavía en la derrota y retirada del Ejército Imperial.

En una de las visitas de los ingleses, un comandante vomita y al retroceder hacia el bergantín ven como un prisionero lame y devora el vómito. Se da poco, pero incluso se ven cosas peores, como aquel eremita que se comía la mierda.


jueves

Themroc, el cavernícola urbano. 1973.





Claude Faraldo dirigía en 1973 Themroc, que con la visceral interpretación de Michel Piccoli (recuerda los primeros pasos de La Fura dels Baus) nos muestra una surrealista lección de anarquía social.
Como en un cuento de Boris Vian, el ser animal, el troglodita Themroc, surge como respuesta al caduco esquema social, construyendo su mundo primario. Hace de su casa una cueva y sólo se preocupa de la supervivencia y del sexo. Las fuerzas del orden intervienen, gaseando, pegando y posteriormente siendo plato principal en una bacanal caníbal. No hay nada mejor que comerte a tu enemigo. Es esperanzador ver como se contagia el rugido salvaje de Themroc por los suburbios de la ciudad.
Auténtico cine anarquista que abrió nuevas fronteras y removió cómodos estómagos.

viernes

Frankenstein o el moderno Prometeo.



Citas del monstruo:
  • "Soy malo porque soy desdichado."
  • "¡Despiadado creador! Me has dado sentimientos y pasiones, pero me has abandonado al desprecio y al asco de la humanidad."
  • "En todo signo de alegría adivinaba una burla, un insulto hacia mis sentimientos, una nueva demostración de que no estaba destinado a la felicidad ni a los gozos de la vida."
  • "¡Maldito creador! ¿Por qué me hiciste vivir? ¿Por qué no perdí en aquel momento la llama de la existencia que tan imprudentemente encendiste?"
  • "Por primera vez en mi vida mi corazón desbordaba ansias de venganza y de odio, a los que ni siquiera pretendí expulsar y, por lo contrario, dejándome arrastrar por esa corriente, me di a pensar en ideas de muerte y destrucción. Cuando pensaba en mis amigos, en la suave voz de De Lacey, en los dulces ojos de Agatha y en la belleza exquisita de la árabe se desvanecían esos pensamientos y me ahogaban las lágrimas. Mas al recordar otra vez que había sido despreciado y abandonado por ellos, acometíame de nuevo la rabia, e incapaz de volcarla sobre seres humanos, hacía destinatarios de ella a las cosas inanimadas."
  • "Quieres matarme. ¿Cómo te atreves a jugar así con la vida y la muerte?"
  • "Aunque sea sólo un cúmulo de infelicidad, la vida me es querida y la defenderé."
  • "Si no he de inspirar amor, inspiraré temor."


Por Mary W. Shelley, en el año 1.831.

martes

¿Qué es la propiedad?

La propiedad es imposible:
  • 1. Primera proposición: La propiedad es imposible, porque de nada exige algo.
  • 2. Segunda proposición: La propiedad es imposible, porque donde está admitida, la producción cuesta más de lo que vale.
  • 3. Tercera proposición : La propiedad es imposible, porque en todo capítulo la producción está en razón del trabajo, no en razón de la propiedad.
  • 4. Cuarta proposición: La propiedad es imposible, porque es homicida.
  • 5. Quinta proposición: La propiedad es imposible, porque la sociedad se extingue por su causa.
  • 6. Sexta proposición: La propiedad es imposible, porque es madre de la tiranía.
  • 7. Séptima proposición: La propiedad es imposible, porque al consumir lo que percibe, lo pierde; al ahorrarlo, lo anula, y al capitalizarlo, lo emplea contra la producción.
  • 8. Octava proposición: La propiedad es imposible, porque siendo infinito su poder de acumulación, sólo actúa sobre cantidades limitadas.
  • 9. Novena proposición: La propiedad es imposible, porque de nada exige algo.
  • 10. Décima proposición: La propiedad es imposible, porque es la negación de la igualdad.

Pierre-Joseph Proudhon y sus hijos por Gustave Courbet

¿Qué es la propiedad? o una investigación acerca del principio del derecho y del gobierno es el título de un libro del filósofo anarquista francés Pierre-Joseph Proudhon, editado en el año 1840. Descargar.
Resumido: "La propiedad es un robo".

jueves

Una tarde en el campo.



Las mujeres auxiliares de las SS (Helferinnen) bajan corriendo una rampa acompañadas por la música de un acordeonista.



Las mujeres auxiliares de las SS muestran con falsa tristeza que han terminado de comer las moras azules, el 22 de julio de 1944.



Un “canto a coro” durante un encuentro social de la jerarquía de las SS en Solahütte. En la primera fila están (de izquierda a derecha): Karl Höcker, Otto Moll, Rudolf Höss, Richard Baer, Josef Kramer, Franz Hössler, y Josef Ménguele.


Quizá la foto más extraordinaria muestra un acordeonista conduciendo un “canto a coro” para aproximadamente 70 hombres de las SS. En la primera fila del grupo está Höcker, SS-Hauptscharführer Otto Moll (el supervisor de las cámaras de gas) Höss, Baer, Kramer, Franz Hössler (comandante del recinto de prisioneras en Birkenau), y Ménguele. Estas son algunas de las únicas fotos conocidas de algunos de estos hombres, incluyendo Ménguele, tomadas mientras estaban asignados a Auschwitz.

Varias paginas están dedicadas a una excursión de un día para las SS Helferinnen (auxiliares mujeres, mujeres jóvenes que trabajaban para las SS como especialistas en comunicaciones) el 22 de julio de 1944. Llegan a Solahütte y bajan corriendo una rampa acompañadas por la música de un acordeonista. Una pagina entera de seis fotos titulada “Hier gibt es Blaubeeren” (Acá están las moras azules) muestra a Höcker distribuyendo platos de moras azules frescas a las mujeres jóvenes sentadas sobre una cerca. Cuando las mujeres terminan de comer dramáticamente las moras azules para la cámara, una chica posa con lagrimas falsas y un bol invertido. Solamente a unas millas ese mismo día, 150 prisioneros (judíos y no judíos) llegaron en un transporte a Auschwitz. Las SS seleccionaron a 21 hombres y 12 mujeres para trabajar, y asesinaron el resto de los miembros del transporte en las cámaras de gas.
Texto y fotos: United States Holocaust Memorial Museum.

miércoles

Tetsuo. The Iron Man. (1989)



Terror. Gore. Ciencia-Ficción / SINOPSIS: El protagonista es un extraño hombre conocido como ”el fetichista de metales”, que tiene la insana costumbre de clavarse trozos de metal en el cuerpo. Un buen día, sufre un accidente de coche y choca contra otro hombre quien, a partir de ese momento, empezará a sufrir extraños síntomas en su propio cuerpo. Extrañas protuberancias metálicas surgen de su cara y extremidades. Mientras, el hombre fetichista, sueña con un mundo de metal en el cual todos sufrieran una mutación hasta conseguir una transformación total y absoluta.

martes

LA MÁQUINA

A El Saltador, así le gustaba llamarse a sí mismo, le faltaba sólo una cosa para sentirse absolutamente orgulloso de sí:
Haber inventado La Máquina. Eso era lo que decía siempre que tenía ocasión y, a veces, casi llegaba a creérselo. Era mentira. Las cosas son como son. La había robado. Hacía ya mucho tiempo, eso sí, y lo había hecho con tanta habilidad que ni se reflejó en el texto. ¡Aquel inocentón!
Los milagros y buenas palabras podían servir, sí. ¡La primera vez! Luego aburren, cansan. Él le daba mucho mejor rendimiento. Mejor que el que le hubiera dado un tipo capaz de morir crucificado en su propio relato, seguro.
El Saltador detuvo por un momento sus recuerdos. Se la había ocurrido una idea para empezar con su trabajo. Como homenaje a sus inicios, cometería una traición contra sus "compañeros", los Monarcas. Lo prepararía con cuidado; algo efectista, que subiera el tono de la novela, demasiado lenta para su gusto. Sí, una buena traición iría perfecta.
La sacó de un rincón de su mente y la dejó en el descansillo. Realmente era una máquina demasiado grande y pesada para llevarla encima tanto tiempo. Se pasaba de prudente.
Con ayuda de manos y brazos la introdujo en la casa, en lo que debía ser el comedor pero iba a ser la Habitación de la Máquina.
Mientras miraba su forma "Siempre Cambiante Pero No" reflexionó sobre lo fácil que sería esta vez. Ciencia-Ficción. Lectores ávidos e impresionables. Protagonistas valientes e inteligentes pero ingenuos. Iba a recargar La Máquina en menos tiempo que el bobo del Principito.

La Máquina. Zanah. 1.998